También es capaz de proezas "sobrehumanas" para sobrevivir en unas condiciones en las que, hoy en día, mal acostumbrados por la vida burguesa y urbanita, la mayoría de nosotros no aguantaría ni unos días, no digamos dos años.
A pesar de que, aún en las zonas más benignas, la supervivencia en este planeta ya es de por si costosa, tenemos además la osadía de desafiar a la Naturaleza y adentrarnos en latitudes para las que no estamos hechos.
Este cómic narra la hazaña de supervivencia de la expedición antártica de Shackelton cuyo barco quedó atrapado en el hielo, posteriormente hundido y cuya tripulación vivió una odisea -nunca mejor dicho- para regresar a casa liderados por su capitán.
Salvo en catástrofes y retos, la historia en si suena monótona, por lo que hay que felicitar a Luis Bustos por su capacidad de narrarla de manera tan fluída, entretenida y bella.
Recordamos aún entrevistarlo cuando hacía Rayos y Centellas junto a David Muñoz y celebramos que el también haya llegado tan lejos, como dice Santiago García en el prólogo, otra proeza comparable a la de estos marinos.
No se si será una alucinación nuestra al leer el cómic, pero me ha hecho mucha gracia el homenaje al naúfrago del TBO, de Josep Coll, en el rostro de uno de los personajes.
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