Es ADMIRABLE la manera en que Nic Cage ha lidiado con una carrera más que cuestionable como estrella hollywoodiense.
En un mundo donde son los contactos y no el talento los que te consiguen las cosas, ni siquiera el sobrino de Coppola lo ha tenido nada fácil.
Sin embargo, desde el pozo sin fondo en el que cayó con productos como Ghost Rider, el actor, sabiendo medir sus fuerzas, se ha embarcado en una serie de producciones que, desde el cine casi de serie B y las producciones independientes lo han ido devolviendo a las pantallas.
Culminación de esa etapa es esta película, un comentario sobre la susodicha situación personal, además de algunos otros avatares que aquejan a las personas famosas, en lo personal y en lo público.
Endeudado, viviendo en hoteles, incapaz de conectar con su ex-mujer e hija adolescente, Nic Cage busca el siguiente papel que le devuelva la gloria que al menos su hilarante versión veinteañera -que se le aparece para comerle la moral con respecto a donde está y donde debería estar-.
En esta situación se ve forzado a aceptar una oferta para asistir a un cumpleaños de un millonario en la bella Mallorca, que habrá soltado pelas a base de bien por la publicidad que se hace a sus calas y rincones, realmente encantadores.
La cosa se complica por dos partes: por un lado, el millonario, interpretado por Pedro Pascal, tiene ínfulas de guionista, y solo ha invitado a la estrella para que este se lea su guion.
Por otro lado esta la C.I.A., que le descubre a Cage que en realidad su simpático anfitrión es el líder de una corporación criminal que ha raptado a la hija del presidente DE LA COMUNIDAD de Cataluña para influenciar en sus elecciones.
Así, Cage ve sus vacaciones convertidas en un thriller donde habrá de escapar tanto del guionista como del criminal, con toda una serie de situaciones alocadas que en definitiva buscan reflejar la vida de los famosos caídos en desgracia, y como estas no tienen por qué parar ahí.
Afortunadamente, este famoso es NICHOLAS CAGE. Y tras esta cinta se merece todos los finales felices del mundo. Y que se reconozca su talento, que no necesariamente tiene por que ser interpretativo.
Todo eso, y el Paco León más intimidante comiendo cereales, como buen mafioso que amenaza mientras hace otra cosa casual.
Una puntualización: la película se ha rodado en Croacia, no en Mallorca. Un saludo.
ResponderEliminar¡Pues que bonita que es Croacia! Y más barata para los rodajes, supongo...
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