Marvelman era, claro, un olvidado personaje de cómics ingleses basado en el Capitán Marvel de Fawcett.
En la última aventura de la Liga de Caballeros Extraordinarios, Moore aún rescata otro pastiche del mismo, menos popular pero igualmente sugerente, que obtiene sus poderes de siete sabios astronómicos, Captain Universe.
Lo que era un interesante experimento británico publicado en una revista para lectores adultos se acabó tornando inadecuadamente en el modelo a imitar en el mainstream superheróico americano.
Igual podemos rastrear ahí el origen de la batalla y ejecución final de Zod en Man Of Steel. ¡Y así sigue el panorama, oscureciéndose por momentos!
Moore regreso a los superhéroes para mostrar el camino, pero como las Tinieblas a la Luz, que describía San Juan en su Evangelio, no lo escucharon.
El inconveniente ahora es que los autores que huyen por docenas al campo independiente, visto el fracaso de los nuevos universos noventeros, reusan trabajar con superhéroes.
Estos llevan tantos años entre lo irrelevante y lo ilegible que ya hay toda una generación de profesionales que escapa, como lectores, a su influencia.
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