Los lectores avispados reconocerán en ese mitema el origen del personaje de Jack Kirby Mr. Miracle, criado por Darkseid y amante de Big Barda, con la que huye de Apokolips
Me han llamado la atención que la fiereza y agilidad del héroe hace sospechar a sus enemigos que pueda tratarse de un fauno habitante de los bosques. Quizás queda un eco de pastorales aventuras dionisiacas en el.
Las simples y elegantes ilustraciones de Miguel Ángel Martín, realizadas con lápiz y ceras, tienen ese encanto de un viejo códice miniado y a la vez de los cuentos de nuestra infancia.
Análogamente, Valtario se enamora de una princesa y organiza su huía con un tesoro -de manera similar a Sigmundo y Siglinde- pero a la vuelta a sus tierras, en lugar de bienvenida se encontrará a un codicioso rey que le exige entregar el oro.
Se desata una feroz lucha que el narrador, un monje del siglo X, relata con la misma o más crudeza que la que vemos hoy en día en los noticieros sobre la guerra de Ucrania, esta desprovista de toda épica.
La habilidad traductora de Luis Alberto hace que el texto nos traslade con sus vocablos y nombres -Haganón, Óspirin, Panonia...- a esa Europa de bosques y brumas, a la vez fantástica y tan cercana como nuestro Rodrigo Díaz.
Me han llamado la atención que la fiereza y agilidad del héroe hace sospechar a sus enemigos que pueda tratarse de un fauno habitante de los bosques. Quizás queda un eco de pastorales aventuras dionisiacas en el.
Su orgullo, despeinadas greñas y proezas con la espada, que al final se le rompe, nos recuerdan sin duda al Turin Turambar de Tolkien, exiliado y criado en una corte de la que huyó, acompañado de una dama que era en realidad su hermana perdida y maldito por el oro de los dragones.
Las simples y elegantes ilustraciones de Miguel Ángel Martín, realizadas con lápiz y ceras, tienen ese encanto de un viejo códice miniado y a la vez de los cuentos de nuestra infancia.
Y no hay mejor emplazamiento para la lectura y fantasía que ese.
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