Rehubicado en las pelis de terror de bajo presupuesto parece más feliz que una perdiz grabándolas sin parar, con personajes histriónicos y surrealistas para hacer gala de todas sus capacidades de actuación, sean las que sean.
El caso es que en esta ocasión interpreta a un atracador reconvertido en cazarrecompensas que deberá buscar a una "sobrina" -más bien concubina- de un malvado gobernador a lo America Profunda pero una en la que Geishas y Samurais forman su círculo más cercano.
Provisto de un traje que amenaza con volarles las manos y otras importantes partes de su anatomía si no es delicado en el trato de la fugada fémina, atravesará un mundo post-apocalíptico poblado por "coloristas" habitantes hasta alcanzar su objetivo, momento en donde comienzan sus verdaderos problemas.
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