Jugaba a ser Zoólogo y hasta me subía al techo del Seat 127 de mi padre como la leona protagonista al jeep, mucho antes de que me emularan los indepentistas catalanes, para horror de mi progenitor.
Luego llegó Tarzán con su África fantástica de Cartón Piedra y lianas.
Y luego... el desencanto, por que la de verdad no era como nos la mostraron e imaginamos. Con El Rey León ya me di cuenta que las Montañas que me fascinaban no estaban en realidad en ninguna geografía, sino un poco más allá...
Todo esto para decir que el libro de Alberto, que recoge tradiciones mágicas y mitológicas del Camerún en el que residió con sus padre misioneros, ha recuperado para mi algo de esa África mágica y fantástica que solo disfrutaron propiamente los aventureros del siglo XIX y los lectores de Ridder Haggar y similares.
Combinándola además con los muy reales militares que siempre andan dando golpes de estado o haciendo limpiezas tribales.
Chamánicos Marabús y Curanderas conocen los secretos de las Puertas de Sangre, portales a otro mundo similar pero diferente al nuestro, habitado por mágicos sirénidos aficionados a mantener relaciones con las lugareñas, y para el que Alberto desarrolla todo un "world-building" alternativo.
Editado por el veterano Alberto Santos, el libro mezcla por lo tanto ciencia-ficción con magia y fantasía, conteniendo bellas imágenes de mágicas luciérnagas que alzan con su vuelo a los siempre inocentes niños que en esas latitudes, como en tantas otras, pronto pierden esa condición de manera traumática.
Os invito a cruzar el umbral y adentraros en ambos mundos.
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