Adaptación un tanto libre del famoso relato de Lovecraft que, como señala Jesús Palacios en su certera introducción, fue uno de los que el autor realizó con mera atención alimenticia, convirtiéndose luego en uno de sus personajes más populares.
El argentino Saracino y el chileno López aprovechan para resaltar, más que el terror, los aspectos humorísticos del relato, concebido por Lovecraft como una exagerada parodia de los experimentos del Dr. Frankenstein.
Imperturbable y amoral, West realizará sus experimentos de reanimación de cadáveres con diferentes resultados, ayudado por un colega que caso imaginamos encarnado por Peter Lorre.
Jeringuilla en mano, el Mad Doctor lovecraftiano no deja de encarnar todos los miedos a la Medicina en manos inmorales, y si no que se lo digan a los que sospechan de las vacunas, o a los que nos la hemos puesto en la creencia de que un doctor no nos puede engañar.
Pues si, si pueden, y como muestra... estos zombies.
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