Como anunciamos en el encabezamiento, está bastante inspirada en la película que nos narró las peripecias vitales de cierto dramaturgo inglés, y la influencia de estas en su obra, solo que en esta ocasión el protagonista es Edmond Rostand y su definitiva versión de CYRANO DE BERGERAC.
Así, la película nos presenta a un Rostand que, casi arruinado y en medio de un bloqueo creativo, recibe la invitación vía la mítica Sarah Berndhart de hacer una propuesta de obra al peculiarísimo actor de moda, Constant Coquelin.
A la manera de Moulin Rouge, Rostand va improvisando conceptos y líneas, pero cuando le piden esbozar la historia en un par de días, se encuentra perdido.
Mientras, un apuesto actor le presenta a su amante costurera, y Constant, como en su futura obra, le escribe cartas de amor a la misma haciéndose pasar por su amigo, encontrando en este amor platónico su inspiración. ¡Pero el está casado y con hijos!
El enredo está servido, y la obra y sus miembros irán superando constantes obstáculos solo para encontrarse con otros mayores, sin faltar unos productores que parecen sacados del musical de Broadway de dicho nombre.
Así se llega, claro, al estreno final que convertiría en mítico al espadachín narigudo protagonista y a su intérprete, logrando un record de aplausos y representaciones por su legendaria interpretación.
Muy entretenida y especialmente recomendada para amantes del Teatro.
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