Las criaturas de un mundo mágico ya no son lo que eran: han evolucionado con el tiempo y viven en barrios residenciales.
La magia y la leyenda se ha perdido y solo sobrevive en los juegos de rol que practica uno de los chicos protagonistas, a quien da voz Chris Pratt.
El otro hermano, a quien da la voz Tom Holland, es... el Peter Parker de su colegio. Tímido, retraído, poco popular, añora al difunto padre que no llegó a conocer.
Su padre guardaba un mágico secreto: un hechizo le permitirá regresar durante un día completo para ver como han crecido sus hijos.
Pero ese hechizo hay que completarlo, lo que llevará a los dos hermanos a una divertida "Quest" rastreando los restos de la magia en su desmitificado mundo.
La película sobre todo funciona gracias a la interacción de estos dos personajes y los actores que la encarnan, y a las referencias a juegos de rol que seguro harán las delicias de todos los que sean aficionado a ellos.
Aunque uno se pregunta de nuevo qué clase de tormentosa relación tuvieron todos los creativos de esta productora con sus progenitores para que las relaciones paterno-filiares vuelvan a ser el centro de un argumento. O en este caso, el McGuffin.
Interesante la reivindicación que se hace de los "conocimientos inútiles" de los roleros así como del papel del "fracasado" hermano mayor en la educación de su hermano menor.
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