En los años 80, Gil Kane era -como Kirby en la década anterior- una reliquia del pasado, lejos de los tiempos en que diseñaba todas las portadas Marvel e intervenía en sus series más icónicas como Spider-Man.
Y en esos años se encargó de un buen número de historias de este tomo de Conan.
Sin embargo ahora, leyendo esas aventuras, apreciamos sin embargo al mismo TITÁN ARTÍSITICO, creando unas impresionantes páginas tras otras.
Ese es solo uno de los placeres de este tomo, que por supuesto cuenta con muchas páginas de Buscema, terminadas en mayor o menor grado y suerte por sus "finishers" filipinos.
En los guiones, lejos ya de las grandes sagas y narrativas continuadas de Thomas, prueban suerte los que entonces eran "nuevos talentos" como DeMatteis, Bruce Jones o Michael Fleisher.
Monstruos, animales gigantes, hechiceros y exóticas localizaciones sin límites en este nuevo recopilatorio del bárbaro.
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