Ad Astra transcurre en un "futuro cercano" en el que la tecnología de viaje espacial es básicamente idéntica a la que tenemos ahora.
Sin embargo, la colonización de la Luna y Marte, entre otras aventuras espaciales, convierte los largos viajes en Odiseas espaciales.
Aunque los guionistas se las apañan para trufar el periplo con algunas escenas de acción en donde los peligros reales del espacio resultan tan opresivos como siempre, en su mayor parte se trata de una película introspectiva, de ritmo bastante lento y algo exhasperante, en la que -de manera muy poco práctica- el astronauta que interpreta Pitt es el escogido para ir en busca de su desaparecido progenitor, al que ahora creen redivivo y culpable de ciertos ataques a la seguridad del Sistema Solar.
Además del enfrentamiento con toques edípicos, hay una crítica al poder de las grandes corporaciones, unidas al complejo industrial-militar, y siempre conspirando contra el individuo, convirtiéndolo en un medio, usándolo para sus fines, desnaturalizándolo.
Ahora, si uno lleva bien esta CF "silenciosa" y los sustos en gravedad cero de rigor, la narrativa se acaba amoldando a una Búsqueda de alturas míticas, donde un hombre atraviesa el Sistema Solar en busca de respuestas, no científicas, sino personales.
Un descenso a unos infiernos planetarios en cuyo camino va dejando todo lo superficial menos su pasión por conocer SU VERDAD.
Esa parte es la que yo más he disfrutado.
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