Película lacrimógina, con la historia real de un enfermo paralizado por la poliomelitis, encierra sin embargo un mensaje positivo, de lucha y superación.
Pues aunque la llegada de la enfermedad le costó una depresión y ganas de morir, llegará a superarla con la ayuda de su familia y amigos.
Con eso y con el dinerito que tenía, ya que se trataba de un bien situado empresario inglés de la alta sociedad.
Su interés por salir de la cama y ser más o menos independiente de los necesarios respiradores desembocó -dinero por medio- en que acabase promoviendo con sus amigos la primera silla de ruedas con un respirador incorporado, lo que le dio una mayor libertad de movimientos y mucho más grande calidad de vida, obviamente.
Llegaría a promover ese tipo de tratamiento para todos los enfermos dependientes, que a mediados del siglo pasado aún seguían atados a una cama y condenados por tanto a ir muriendo allí poco a poco.
Especialmente surrealista es su viaje a la España de los 60 y la avería que sufre el aparato en un lugar perdido de Andalucía -entonces, lo eran todos-.
Alguien que eligió como vivir la vida que le tocó y decidir sobre ella...¡hasta el final!
Producida por el hijo del protagonista, la película está dirigida por Andy Serkins, más conocido por su trabajo como Gollum, Caesar o Klaw.
Protagoniza un Andrew Garfield que parece haber perdido bastante confianza de los productores sobre sus capacidades de actuar tras la debacle de su Spider-Man.
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