Y es que en esta adaptación de la novela de Penelope Fitzgerald encierra en si misma no solo una preciosa historia de amor, o algo así, sino todo lo bueno que se nos ocurre que se puede hayar en el ser humano y en la vida.
Una viuda de guerra llega a un pequeño pueblito inglés con la intención de abrir una librería. Pero al elegir el lugar incurrirá en las iras de la malvada noble local, que tiene otros planes para el emplazamiento y hará todo lo posible por truncar su sueño.
La librera encontrará en un viejo y reclusivo vecino a un gran cliente y al mejor aliado en su persistente lucha por llevar la cultura del momento a ese "rincón olvidado de Dios".
Magnífica fotografía y diseño, la propia y polémica librería y el pueblito que la aloja se representan como el lugar ideal para desaparecer del mundo y vivir el resto de nuestra existencia.
Con pequeños toques los vecinos del pueblo resultan también encantadores o directamente siniestros, como los que hay en todas partes. Y es por ese microcosmos de la vida por lo que la película es una pequeña obra maestra.
Bill Nighy encadena un papelazo tras otro y nos deleita aquí como osco noble con corazón de mantequilla al que le enamoran los libros de Ray Bradbury.
Un bello canto al Amor por la Literatura y al Poder de los Libros para cambiar el mundo.
Y un certero retrato de las muchas fuerzas que acechan para que nada se cambie y todo siga igual o peor.
Hay que ser MUY MALO para meterse con Isabel Coixet. Más malo que los de esta película.
Aquí en Cataluña (mi tierra) podíamos rodar el crossover de The Walking Dead y Fear The Walking Dead, por abducidos no sera y caracterizandolos regular ya tendríamos a los zombies.
ResponderEliminarFirmo las palabras de resto. En cuanto a la película habrá que verla. Leí el libro y la escritora me gusta bastante.
ResponderEliminar