NO CONTIENE SPOILERS
Twin Peaks es una serie que sin duda marcó a todos sus espectadores, incluso a aquellos que no la supieron entender.
Echando la vista atrás sin duda fue decisiva para quien esto escribe, enseñándome que siempre cabe otra mirada sobre la realidad, que quien busca, encuentra, y a quien llama, se le abre.
Lo que para cualquier persona normal era un monótono pueblito aburrido perdido entre montañas, para Cooper y sus aliados era un enigma dentro de un rompecabezas envuelto en un misterio: La Realidad misma como Símbolo, la Sincronicidad como clave, la lucha definitiva entre Luz y Oscuridad encerrada entre cortinas de terciopelo rojo y tartas de cereza.
Dispuesto a disfrutar al máximo de la nueva continuación he revisionado la serie original, disfrutándola tanto o más que en la primera ocasión, sabiendo valorar ahora los geniales conceptos, la mezcla de lo mundano con los sobrenatural, los personajes bizarros con lo arquetípico, la Verdad del Universo escondida en una taza de café jodidamente bueno.
Aún con el bajón creativo que supuso en la segunda temporada la revelación de quien era el asesino original, la serie no dejaba de sorprenderte y divertirte con cada nueva escena, modelando y explotando a unos personajes que, cuanto más caricaturizados aparecían, más reveladores e inolvidables resultaban.
Valoro la genialidad de que los narradores hiciesen pausible que en tan pequeña población saliesen casi a un muerto por capítulo, apariciones, visiones y sueños premonitorios aparte. ¡Y todo tuviera sentido!
Me llevé un tremendo disgusto al ver la serie interrumpida en un genial y delirante cliffhanger: el Agente Cooper aparentemente poseído por el malvado hechicero Bob.
Quizás como los habitantes de Twin Peaks o el mismo Agente Cooper nuestras vidas se han visto congeladas, interrumpidas, atrapadas en un Limbo interminable de baldosas blancas y negras.
¡Y ahora, por fin, la revelación televisiva continúa, y podamos re-encontrar, como Parsifal, el camino al escondido Monsalvat!
Veinticinco años no pasan el balde. Nosotros no somos los mismos, y tampoco parecen serlo David Lynch y Mark Frost.
¡El chasco al visionar los primeros episodios ha sido tremendo!
La primera y ABISMAL DIFERENCIA...¡ha desaparecido la música! No solo la original, es que la casi totalidad de las escenas no tienen banda sonora.
Esos Leit Motiv de cada personaje y situación que, por pesados que fueran, eran la guinda del pastel de la serie original son ahora reemplazados por un silencio ENSORDECEDOR.
La segunda es la falta de humor, aunque es algo que se va corrigiendo en los siguientes capítulos.
Pero lo más importante es que ha desaparecido todo el aspecto de CULEBRÓN que era lo que hacía encantadora y adictiva a la serie original.
La trama sigue al retorno del Agente Cooper y una nueva tanda de asesinatos sobrenaturales, con las consabidas escenas surealistas y demás símbolos asociados.
El pueblito de Twin Peaks apenas se ve en los primeros capítulos, y sus personajes hacen meros cameos sin mucha gracia, sobre todo por que no encajan en el nuevo tono dramático y personalísimo de el Lynch actual.
No es nuevo: algo así ya pasó en Fire Walks With Me, la redundante PRECUELA de la serie que he visionado ahora y en la que Lynch ya eliminó todo el humor para centrarse en los últimos días de la vida de Laura Palmer.
Ya se sabe que cuando los Dioses quieren castigarnos nos conceden nuestros deseos, y hemos esperado 25 años para ver un Twin Peaks que de momento no tiene nada que ver con el original.
Y es que aunque los protagonistas y actores son lo mismo, aunque se explique magníficamente por que la historia se ha interrumpido 25 años y qué ha ido pasando durante ellos, EL MODO EN QUE SE CUENTA ES ABSOLUTAMENTE DISTINTO.
En eso consiste las franquicias, en una fórmula. Y nos la han cambiado: ¿Qué gracia tiene ver una peli de James Bond en la que ni se toma Martinis, ni se acuesta con nadie ni, mucho más grave, no aparecen Q ni sus inventos...?
Y sin embargo, con todo el cabreo encima, guardamos algo de esperanza, pues nos hemos emocionado con el muy cambiado Bobby viendo su reacción a la mítica foto de Laura Palmer.
En eso confiamos, en que el resto de personajes que faltan por llegar nos sorprendan y conmuevan de igual manera y que con todas las piezas sobre el tablero Lynch nos lleve por fin al Jaque Mate final.
pues hombre, vi la serie vieja por todo el revuelo de la tercera temporada, y mas pesada no puede ser, y mas pesada aun se vuelve cuando Lynch se va. Lo que me termino agarrando al filo fue el final de la segunda temporada y Fire Walk With Me. Llevo un par de capitulos de la nueva temporada y me parecen por mucho mejores que todo lo que he visto antes, muy serie de culto y todo, pero se tiene que hacer un esfuerzo mayúsculo para que guste.
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