Howard comienza a diversificar los relatos de Conan, convirtiéndolo a este casi en secundario en la historia.
Así, no es el sino otro ladrón el que protagoniza el prólogo, que prácticamente consiste en el comienzo de Raiders Of The Lost Ark, o la tan repetida escena del "enterao" que siempre le quita a Drácula la estaca del pecho para que vuelva a resucitar...
Cosas que ahora son lugares comunes, se las inventó Howard en primer lugar, al menos en su versión moderna.
No se entiende, claro, que luego el escritor intente crear suspense sobre la identidad de la amenaza que se enfrenta, cuando para el lector moderno no puede ser otro que el hechicero "entumbado".
Un punto fuerte de venta de estos relatos en la época eran las -hoy en día inocentes- implicaciones sexuales, y esa sombra lujuriosa que persigue a la Reina de turno tiene también mucho de Drácula y seguro que que fragmentos así eran muy valorados por los editores a la hora de aumentar las ventas.
Poquito a poco, gradualmente, según Conan progresa en la sociedad hyboria y, a la par, en su evolución espiritual y simbólica, Howard va introduciendo temas teológicos.
Lo hizo ya en La Reina De La Costa Negra, y los recupera ahora, donde implica que el abandono de la religión del benéfico Mitra es lo que ha causado que este reino sea atacado por los poderes de las tinieblas.
Algo así encontramos también en Tolkien y la sombra que Sauron lanza sobre parte de los pueblos de la Tierra Media.
Por lo tanto, Conan, que aparece solitario y embozado, cual Ulíses en Ítaca o Aragorn en Bree, es revelado por el Destino como EL ELEGIDO DE MITRA, el salvador del Reino.
La escena en que viste sus nuevas armas tiene de nuevo visos iniciáticos, transmutado en una imagen del Rey-que-será, el Rey que lleva dentro, como el propio Ulíses se transfigura en una naturaleza divina por voluntad de Atenea, o Aquíles recibe las armas de Hefesto que su madre Tetis consigue para el.
La batalla del final tiene también una gran semejanza con las apariciones de Sauron, o sus enviados, y las tropas que lo siguen.
Curiosísimos paralelismos. No tengo noticia de que Tolkien leyese Pulp, pero si alguien sabe algo sobre este particular no deje por favor de hacerme llegar las referencias.
En su biografía sobre Howard, Sprague de Camp menciona que, en cierta ocasión, Tolkien le confesó que disfrutó mucho con la lectura de las aventuras del bárbaro cimmerio. Ahora bien, no se menciona si lo leyó antes o después de redactar su celebérrima trilogía.
ResponderEliminarHubiera sido estupendo que Tolkien hubiera dedicado un artículo a los mundos howardianos, pero sus intereses académicos no iban por ahí. Prefería redactar obras teóricas sobre la literatura épica medieval antes que analizar la literatura fantástica contemporánea.
Por las fechas de publicación, yo veo poco factible que Tolkien recibiera mucha influencia del trabajo de Howard. Aunque la creación de "El hobbit" es posterior (1937), Tolkien ya tiene apuntes sobre su mitología en fechas tan tempranas como 1916 (al parecer, en unas cartas que escribe en el Somme ya hay apuntes de ello). Además, en las cartas, Tolkien suele quejarse bastante de que le falta tiempo para todo, lo cual me lleva a pensar que leería muy poca literatura actual, y que ésta ejercería poca influencia en él (además, no parecía tener una gran opinión de los artistas estadounidenses. Al menos, de sus ilustradores). La diversión que encontrara en "Conan" puede ser la reminiscencia de su auténtica pasión, Beowulf (aunque todo esto son suposiciones).
ResponderEliminarAcerca de la (no) aparición de Sauron, Stephen King (aquí ya cada uno que decida si lo considera competente para hacer crítica literaria) en su prólogo al peculiar homenaje-fusión entre "Drácula" y los vampiros de "EC Comics" que es "Salem's Lot", cuenta: "When I discovered J R R Tolkien's Rings trilogy ten years later, I thought 'shit, this is just a slightly sunnier version of Stoker's Dracula, with Frodo playing Jonathan Harker, Gandalf playing Abraham Van Helsing, and Sauron playing the Count himself'."
Lo cual, por supuesto, es bastante lógico y coherente, dado que los arquetipos tienden a repetirse. La amenaza de Sauron como sombra detrás de todo, y la presencia en la oscuridad de Drácula son muy similares (como lo es el "Maestro" en ambas obras). Sumando que Stoker, aunque irlandés, trabajó en Inglaterra una generación apenas antes que Tolkien hace factible pensar que tal influencia podría ser mayor que otras.
Aunque no he leído mucho de "Conan" ("El fénix en la espada", "La reina de la Costa Negra" y dos o tres más) me cuesta más reconocer los arquetipos en su estructura. Pueden estar ahí, pero muy diluidos o maquillados. Más estéticos que otra cosa (me parece un "corpus" de trabajo menos coherente o cohesionado, y tampoco me parece que el autor lo buscase con demasiado ahínco, más allá de establecer una cierto andamiaje sobre el que poder construir los relatos. Con Sherlock Holmes pasa algo parecido -aunque tampoco he leído todos los relatos de Sherlock Holmes-. Es lo bastante concreto como para respaldar el texto con una sensación de legitimidad, pero a la vez es lo bastante vago como para no tener que estar marcando dónde encaja cada aventura. George Lucas hizo lo mismo con la trilogía original de "La guerra de las galaxias", y tan bien, que la gente se creyó de verdad eso de que había una "trilogía original" esperando ser contada. Y aquí es donde se fue todo al garete. Cuando le dieron la vuelta a la magia y se vio el cartón). En mi opinión, "Conan" roza más los estereotipos (forma rápida de hacer reconocibles a unos personajes para hacer que la trama avance con rapidez. Algo casi indispensable en el pulp) que los arquetipos.
No intento desprestigiar (aunque casi lo parezca :P) los relatos de Howard, puesto que los disfruté en su momento.
Ladrillo aparte, todo esto no son más que suposiciones y opiniones personales, sin mucho más apoyo que lo poco que he leído de "Conan". Tómese más com digresión que como crítica.