ZOOTRÓPOLIS

Parece que con el paso de John Lasseter de Pixar a Disney son en las películas de estos donde se fríe ahora el bacalao.

Zootrópolis no solo es una gran película sino un fresco concepto que no dudamos que la productora exprimirá en futuras ocasiones.

Un mundo de animales antropomórficos no es nada nuevo en animación, por lo que ya se nota el talento al presentarte esta macrociudad habitada por ellos como algo nuevo, interesante, a explorar.

Más allá de la ciudad y sus variados habitats, si la película seduce es por los nada animales y muy civilizados y humanos personajes, con unas delineadas personalidades que lo son a través de unos magníficos diálogos.

Hay algo mitológico en un Zorro tramposo y una coneja...¡más tramposa todavía! Ambos forman una extraña pareja que acabará descubriendo el misterio de la trama.

Todo ello mero McGuffin para transmitir mensajes de autoestima, de superación, de integración y Dios sepa de cuantas cosas más.

Algo que nos parece muy importante en productos dedicados a los niños y a los no tan niños. Sobre todo si todo esto se hace divirtiendo.

Eso si: el verdadero talento es hacer esto de una manera que sea un poquito menos EXPLÍCITA.

Si no, se cae en el SERMÓN.