martes, 15 de septiembre de 2015

EL MISTERIO DE FU-MANCHÚ, POR SAX ROHMER

Nos ha tocado por fin en el Club de Lectura Pulp de Madrid enfrentarnos al más insidioso de los representantes del Yellow Peril literario, el Doctor Fu-Manchú, de quien yo ya había leído algunas novelas, fascinado por el recurrente villano creado por Sax Rohmer.

Sin embargo, la relectura a desmitificado bastante, si no al personaje, si al escritor.

Me he dado cuenta ahora que no solo, obviamente, Naylan Smith y el Doctor Petrie son simples trasuntos -sin personalidad- de Holmes y Watson: Es que, capítulo por capítulo de esta primera novela, las ideas de los argumentos versionan sin ninguna vergüenza las aventuras escritas por Doyle para su detective.


De los misteriosos asesinatos en habitaciones cerradas, a las intoxicantes [sic] atmósferas de los fumaderos de opio, pasando por los animales venenosos o ese perro que no deja de ladrar en la oscuridad, todo en este primer Fu-Manchú es un "fan-fiction" de Sherlock Holmes, un sentido homenaje al personaje...¡o un plagio descarado, elija cada cual!


La naturaleza episódica de la publicación, en la que una aventura se divide en tres capítulos (planteamiento, nudo, desenlace...¡y vuelta a empezar!) no ayuda mucho a la lectura, y tampoco lo hacen los inmensos resúmenes y repeticiones en el texto, ni la manera en que los estudiosos orientales van cayendo uno tras otro asesinados por el Doctor siguiendo una repetitiva fórmula.


Rohmer es puro argumento, acción, y sin embargo encontramos placer en ver que nuevo plan ha tramado el pérfido chino y cómo escapa de las manos de sus perseguidores para volver a atacar.

Si bien los justicieros son copiados, podemos reconocer que el autor si va adornando con diferentes trazas a su oponente, convirtiéndolo en el arquetipo de "supervillano", todos los demás son hijos suyos de uno u otro modo.


De Fu-Manchú nos quedamos con sus alambiques, sus escorpiones, sus asesinos dacoits y thugs, antecedentes de esos ninjas que hoy se cuelan por todos lados.

Todo un exótico y mortal mundo oriental que Rohmer presenta de la peor manera posible, con racismo que solo es disculpable por la época y circunstancias en las que nació el personaje.

Claro que... uno se da un paseo por Usera, el polígono Cobo Calleja o escucha las noticias sobre Gao-Ping y hay que reconocer que  algo de razón si que tenía... ;-)

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