Hemos aplazado tanto la lectura de la obra de Edward John Moreton Drax Plunkett que, sabiendo su influencia y los temas que trata, cualquier cosa que encontrásemos en su obra y que no fuese una REVELACIÓN ABSOLUTA nos habría acabado defraudando.
Perdidos con el en tierras de sueños, en ciudades olvidadas, en cultos de extraños dioses albergábamos la esperanza de que sus libros fuesen, quizás LOS LIBROS, los últimos libros que todo el mundo debiera leer, atravesando así con la magia de sus palabras de este mundo al otro, iniciando ese peregrinaje sin fin al que sus personajes quedan muchas veces condenados...
...Y no ha sido así, claro. Aquí seguimos, con miles de páginas que leer, afortunadamente cientos de ellas de este mismo autor.
Pero no por ello la lectura de Lord Dunsany imprime menos carácter. No por ello la hemos encontrado menos cercana a nuestro gusto, menos intoxicadora, hipnotizadora, sugerente, arrebatadora...
Lord Dunsany nos coge de la mano con la primera frase de cada relato y nos arrastra por un kaleidoscopio de paisajes, de sensaciones, de "Historia", de culturas imposibles, de fantasmales presencias, de fuerzas sublimes, de destinos inevitables.
Como el ocioso navegante que atraviesa el Yann, pueblos, ciudades, dioses, costumbres, montañas se acumulan delante nuestro, debiendo olvidar la que acabamos de contemplar pues hemos sido ya cautivados por la que viene a continuación.
Como en los sueños, los relatos parecen carecer de más lógica que la que rige la sintaxis de la frase que andamos leyendo. Y sin embargo, todo forma parte de un épico mural, un antiguo tapiz que aún conserva sus vivos colores.
¿Se debieron estas visiones al consumo de alguna droga, como uno de los relatos parece sugerir...? ¿Fueron el fruto de trances místicos o viajes astrales...?
La viveza y el detalle con el que el autor nos narra las crónicas de reinos olvidados, ciudades perdidas, monarcas y mendigos y sus muchos y vengativos dioses hacen creer a cualquier lector que todo debe tener una realidad más allá de la que forman los conjuntos de palabras.
Tras los extraños nombres han de haber lenguas, y pueblos, y montañas y ríos y algo que sustente esas epopeyas que aparecen mucho más real que las palabras, al menos cuando somos nosotros los que las usamos.
Lord Dunsany pertenece a esa alta literatura y poesía de los que, con Shelley, se adentran en las arenas para encontrar el truncado monumento, reino y aspiraciones de reyes olvidados cual Ozymandias.
¡Oh, como desesperamos al contemplar estas obras...!
El exotismo de las Mil y una Noches, la antigüedad de los héroes célticos, la Ultra-realidad de nuestras más aterradoras pesadillas y mil y un otros sabores se aunan en estos relatos y se disuelven fugazmente en nuestras papilas gustativas antes de dejar paso al siguiente matiz.
No, no hemos encontrado el Secreto Del Universo en estas páginas.
Pero si el aliento para seguir buscando, para perdernos en ellas, para leerlas y releerlas hasta descifrarlas.
La belleza, la poesía que encierran es el signo secreto de su importancia.
Y la búsqueda continúa, ahora por tropicales corrientes, en oníricas naves.
Como en EL Pueblo Blanco ya he picado en el anzuelo, al terminar esto me voy a buscar sus libros y más información...
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