jueves, 19 de marzo de 2015

SHERLOCK HOLMES Y LOS ZOMBIES DE CAMFORD

Lo primero que sorprende de esta novela sherlockiana de Alberto López Aroca es que no está narrada por el habitual Doctor Watson, sino por uno de los Irregulares ayudantes de Holmes que pululaban por Baker Street.

Situada por el autor en los últimos días de Holmes como residente de dicha calle, antes de  la consabida mudanza a Susexx y la jubilación apícola del Detective, es quizás por eso que un Holmes ya disminuido por los años hace uso de una amplia lista de aliados, entre ellos el famoso Baker.

Alberto, extenso conocedor de todo los Sherlockiano, recupera a uno de los personajes más sugerentes del Canon de Conan Doyle: El Profesor Presbury, todo un antecedente del Doctor Curt Connors -Lizard- o Kirk Langstrom -Manbat-.


En la -ficticia pero canónica- ciudad universitaria de Camford una siniestra plaga de zombies anda emergiendo, pero pronto se descubre que eso no es más que la punta del iceberg de... ¡Bueno, no vamos a hacer spoilers!

Entre los centenares de personajes de la época que López Aroca embute en la narrativa destacan el co-protagonismo un tanto anacrónico de los personajes de la británica IPC, que al lector español veterano le resultarán sin duda familiares, si es que no ha leído la reciente revisión que Alan Moore hizo de ellos en la miniserie Albion.

Quienes hayan adquirido la novela sólo por la tan de moda temática Z  se encontrarán con un batiburrillo mitológico-creativo no menos en boga. Y es esta oportuna unión de dos modas la que le da el valor y la originalidad a la novela.

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