X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO: ...Y EL CINE DE SUPERHÉROES SE HIZO ADULTO (O "TU PROFESOR ES UN YONKI...!!!")

La única cosa mejor que una película acertada es ver como Fox consolida su línea de "acción mutante", encadenando con acierto un film tras otro.

Podemos resumir perfectamente esta "Days" en la combinación del enfoque histórico y revisionista de "First Class" unido al tono reflexivo y maduro de "The Wolverine".

Hugh Jackman, ya lo dijimos, es uno de esos contados casos en los que -como Reeve o el Downey Jr. de Marvel Studios- el actor se ha "convertido" realmente en el personaje, lo ha hecho suyo, y ya lo señorea por cualquier filme en el que aparezca. Muy raro tiene que ser que no acabe en una futura cinta de los Avengers.

Y sin duda, si esta franquicia marcha hacia adelante, se debe a que al menos Michael Fassbender como Magneto, sino haciendo pareja con James McAvoy como Xavier, se ha alcanzado el mismo status. Junto a estos dos o estos tres en una película, y tendrás un nuevo éxito inmediato.

De hecho, tanto daría que la película adapte o no, de manera altamente fiel, una de las más icónicas aventuras mutantes, como era el viaje temporal de Days of Future Past.

La genialidad de la historia original consiste sobre todo en mostrar los postreros días de Magneto: Postrado en una silla de ruedas y encerrado en un campo de concentración, el kármico destino le ha devuelto el mal que desató sobre el mundo: Inválido y sufriendo DE NUEVO el confinamiento en un ghetto, hace las veces de Xavier para los mutantes del futuro.

El cómic es por lo tanto, la primera vez en que aparecen los mutantes y Magneto como un trasunto de los Judíos en los campos de concentración, con unos impacables Sentinels haciendo las veces de los Nazis. Claremont solo confirmaría números después lo que Byrne ya sugería aquí de manera implícita.

Sin duda, ver juntos a los futuros Xavier y Magneto impresionará especialmente a los espectadores que no lo hayan visto antes en los cómics, siendo esta postrer alianza el lógico resultado de la película anterior.

Singer consigue homenajear y redimir perfectamente a su trilogía original, situando en el futuro a los protagonistas de esta que, sin duda con doble lectura, se arrepienten de tanta batalla sin sentido y tantos errores cometidos. El director no puede borrar sus películas pero los personajes si pueden borrar su pasado, y ahí va Wolverine a solucinarlo todo.

A pesar de que su destino es bastante previsible para cuantos leímos el cómic original, los X-Men del futuro protagonizan espectaculares escenas de lucha que, que poco o nada tienen que envidiar a las de los Avengers, bastante más épicas y sin los ridículos momentos de esa cinta.

Personajes como Blink son perfectamente usados y definidos en las escenas, mucho mejor que en los cómics.

Ya en el presente, Wolverine debe reunir al equipo encargado de cambiar el tiempo. Los guiños históricos y las bromas entre personajes abundan, dotando de vida a la película.

Quicksilver, que toma bastante del Impulse de Waid, es una interesante incorporación, aunque el casting del presente queda quizás algo disminuido en comparación con la majestuosidad del futuro.

Las circunstancias históricas en las que Magneto es reclutado y los guiños que la acompañan son especialmente geniales y arrancarán las risas de todos los asistentes. Va a resultar que Kevin Costner no lo descubrió todo en JFK... ;-)

Aunque Trask y sus Sentinels están adecuadamente tratados, el personaje acaba siendo más genérico y menos dramático que en la historia original, donde como sabemos tenía razones personales para perseguir a los mutantes. No lo pueden interpretar así pues esa parte de la historia ya la usaron coon Stryker en la segunda entrega.

El clímax se vuelve algo lento y previsible comparado con el resto, como en tantas cintas, y desde luego el tiempo cambia, puesto que los Sentinels no llegan a cobrar vida propia ni volverse contra la Humanidad...

Pero no obstante es una historia digna, novedosa y diferente a lo que conocemos de los cómics.

El sacrificio de los mutantes del futuro llegará a cobrar sentido en el epílogo y las futuras cintas de la franquicia, que ha logrado hacer TABULA RASA usando los propios resortes de las historias de X-Men. Y eso es algo altamente elogiable y que sin duda contentará a nuevos y viejos fans.

SPOILERS:

Sin embargo, la acción espectacular, las muertes, los bucles temporales y los guiños históricos encierran en realidad una historia mucho más compleja, mucho más adulta, a penas sugerida:

La película se centra en Xavier, quien claramente sufre una adicción a las drogas, con las que intenta huir de un mundo hostil que ha destrozado su fugaz sueño de convivencia multiracial. Esta historia es la historia de su redención, de cómo consigue luchar contra sus fantasmas y vencer a su mayor enemigo, que no es Magneto, sino el mismo, salvando el día en el proceso.

No solo eso, sino que la habitual equiparación de los mutantes con las minorías, en concreto los homosexuales -que esconden o escondían su naturaleza tras los cambios de la pubertad- se hace obviamente patente en las frases que Magneto dirige al joven Xavier, al que acusa de "haberse escondido en su mansión junto a McCoy, ocultando sus poderes, fingiendo que no son distintos..."

La relación de Xavier y Beast toma así un interesante nuevo cariz donde, para quien siga este razonamiento, quedará claro que no solo son alumno y maestro, sino erastés y erómeno, siguiendo el modelo de la homosexualidad en la grecia clásica.

Con mayor o menor profundidad de análisis, pero esto es lo verdaderamente APASIONANTE de los superhéroes: que en sus interminables batallas se pueda contar cosas REALMENTE IMPORTANTES, de las que afectan a las personas reales, al alma humana, a través de los tiempos.

Drogas, relaciones homosexuales, diferencia de edad... ¡Ups! ¡Esperemos que todo esto que nos cuenta Bryan Singer no acabe siendo autobiográfico en exceso...!