Neill Blomkamp consigue retratar un mundo futuro tan, tan, tan cercano, que parece AYER.
Aquejado de cuantos males pueblan nuestro propio mundo, la Humanidad del mundo de la película vive condenada a la pobreza, la enfermedad, explotada en el trabajo, abusada por las fuerzas policiales, tomada como una cifra por el gobierno y el capital.
Y, como en nuestro mundo, unos pocos ricos controlan el mundo desde un lujoso satélite casi divino. De eso aún no tenemos, pero si tenemos paraísos fiscales, tanto da vivir en el espacio que en las Islas Caimán.
Por lo tanto, esto no es precisamente Space Opera ni escapismo: A uno le parece estar viendo las noticias: Las manifestaciones en Río, la corrupción de banqueros, la mafia que se aprovecha de cada hueco que deja la ley...
Si quieren relajarse, les aconsejo que escojan la peli de animación de turno.
Blomkamp desarrolla un mundo de CF demasiado cercano, que para el ojo no experto bien podría ser el mismo que el de su Distric 9. Y las razones por las que es así ya las hemos expuesto.
Aprendida la CRUCIAL lección moral, tenemos que decir que la peli, cuyo final es telegrafiado desde el mismísimo prólogo, se convierte en dos horas de dolorosos y agobiantes mamporros con unos villanos que parecen una parodia de los asesinos cyborgs con pistolones y esteroides de los cómics de Rob Liefeld.
El plot es absolutamente idéntico al remake de Total Recall: Mecánico que vive en el mundo de los pobres y se cuela en el de los ricos, siendo perseguido por las fuerzas del orden.
Es es una de esas películas a las que le sobra la mitad de metraje, sino el metraje entero, por que con solo ver el prólogo, insisto, uno ya sabe el impepinable final.
Jodie Foster en un papel de mala malísima que deja a Margaret Tatcher a la altura de Blancanieves le roba todo el protagonismo a Matt Damon, que convertido en medio cyborg de chatarrería arrastra su metálico exoesqueleto por la peli de un golpazo al siguiente. Anti-héroe, a fe mía.
La seriedad que el tema requiere se ve al final estropeada por los continuos retornos desde la muerte del ridículo oponente que, si uno no se ha cabreado por el tiempo perdido, le causarán carcajadas a esas alturas.
Resumiendo: Más vale que los ricos y poderosos se pongan a cambiar el mundo antes de que el mundo los cambie a ellos.
¡Ale, hagan con sus dos horas lo que quieran!
La verdad es que me he quedado igual con tu crítica. Por un lado la pones por las nubes y por otro la vapuleas. ¿En qué quedamos? ¿Gran mensaje moral malogrado en peli de hostias pesada? xD
ResponderEliminarEso mismo he dicho, si señor.
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