Lo de ver una obra de teatro de Shakespeare en verano se está convirtiendo en una puntual tradición para mi. Se me ha "escapado" The Tempest, pero he llegado a la penúltima representación de este Hamlet en las Naves el Español, un espacio en al que no había asistido y que reproduce, con escenario abierto rodeado por tres lados de butacas, casi una de esas corralas originales en las que el Bardo y su compañía representaban en su día.
Además, el hecho de que se represente Hamlet, con su arquetípico asesinato, en un lugar donde antes se degollaban cerdos, es un detalle sobre el que seguro Alan Moore haría correr ríos de tinta (preferiblemente roja) en alguna de esas obras que exploran diferente localizaciones y los eventos que en ellos han ocurrido, y como unos y otros se relacionan. Capas capas y niveles y niveles de significados. Agárrese el espectador de Shakespeare, que viene curva.
La versión Will Keen es representada con estética "actual" (nada de espadachines medievales) y escenografía "minimalista". Pero dado que en el teatro isabelino tampoco había decorados, no se echan de menos, y permite, como no, al texto de Shakesperare brillar aún más.
Para el público español, un rey con su corte y su resignada esposa, un ministro que ayuda al monarca en sus tramas y un investigador abrumado por lo que se cuece en realidad bajo la idílica foto de familia no pueden más que resultarles muy familiares.
Quizás no hay venenos ni espectros, pero esta obra cobra una renovada actualidad cuando, aún en el siglo XXI, "Algo huele a podrido en España" (o donde quiera que se represente, donde quiera que haya algo que ocultar o una injusticia que corregir).
De hecho los actores no perdieron la ocasión de subrayar (innecesariamente, a mi juicio), dicho discurso concluyendo la función con sendas pancartas en contra de los Recortes y la Subida del I.V.A. Algo más que inapropiado, al menos "reiterativo", si es que uno no es tonto y ha visto la obra.
El Hamlet de Alberto San Juan, histriónico y sobreactuado hasta el colapso, resulta sin embargo un personaje muy actual. Uno se imagina a este heredero dinástico marginado recorriendo los platós televisivos y contando su historia, lo que de ella puede revelar, intentando recuperar alguna herencia arrebatada por el nuevo marido de su madre. Carne de "Salvame".
La exageración del gesto, la burla y la angustia lo hace parecer un personaje "Speedico", que se dice ahora, drogado o con síndrome de abstinencia, no cabe duda que para intentar olvidar una realidad que no junta fuerzas para enfrentar.
Hamlet grita y grita la angustia humana ante la injusticia o cualquier situación que nos supera, que el destino nos empuja a enfrentar aplastándonos inmisericordemente contra ella.
El Rey Claudio de Pedro Casablanc, contrapartida del personaje, es el mentiroso definitivo, no menos nervioso que Hamlet por tapar su culpa. Sin embargo, es capaz de mantener una sonrisa en la cara ante los fotógrafos mientras por detrás trama la muerte de todos sus enemigos.
Una interpretación realmente siniestra, que llega a dar miedo, sobre todo por lo real de tantos y tantos personajes "trepas" que no pararán ANTE NADA por elevar su posición y conseguir sus oscuros objetos de deseo, por mucho que esto les lleve a la muerte.
El Polonio de Javivi, fiel funcionario armado con su cartera de ministro, consigue a pesar de ella ganarse nuestra simpatías y arrancarnos unas risas que nos ayudan a soportar la laaaaaarga obra (y eso que parece que esta es una versión acortada).
Por desgracia la accidental muerte de Polonio no parece más que un recurso barato de Shakespeare para lograr el enfrentamiento y desenlace final.
Hamlet, como el Turin Turambar de Tolkien, perseguido por el destino de su sangre y la mala suerte en sus acciones hasta la aniquilación final. No sin antes hacer justicia.
Antonio Gil y Secun de la Rosa se ocupan de una pléyade de personajes secundarios entre los que destacan los cómicos que representan obras clásicas ante la corte, al menos por que con sus actuaciones nos arrancan de nuevo alguna sonrisa más.
Y es que, como en "El Sueño de una Noche de Verano", Shakespeare no pierde la ocasión de introducir dentro de su obra a otros comediantes y a otras obras, que en esta ocasión, como subraya Gaiman en su "Sandman", no son más que viejas versiones de los mismos actos que se han producido.
Esquemas que se repiten, realidad que imita a la vieja "ficción", nuevos vestuarios para antiguas historias, algo que forma el mismo núcleo de la obra de Neil lGaiman y que por lo tanto este Hamlet ayuda a recalcar aún más.
El Teatro, apunta Hamlet, no es sino un espejo ante la realidad, un espejo ante el cual esta descubrirá sus horribles crímenes y deformidades.
Yorick y su calavera aparecen tarde en esta ocasión, y San Juan escupe tan rápido el monólogo del "Ser o no Ser" que casi se nos pasa desapercibido. No es esta versión de la obra la más indicada para saborear con solemnidad la riqueza y profundidad del verbo del bardo. Por que si algo merece la pena, son las palabras de Shakespeare. El plot, no nos cabe duda, lo sabemos de memorieta.
Si queda, tras le mensaje del padre fantasmal. la misión "imposible" y transcendental de Hamlet de vengar la muerte de quien los engendró, el mensaje sapiencial de que "Hay más cosas entre el Cielo y la Tierra de las que sueña tu filosofía, Horacio". Y entre Cielo y Tierra, Hamlet se "arrastra".
Un final donde mueren todos -el héroe, traicionado por su amigo, el rey asesino que ocupa el lugar que no le corresponde, castigado por sus pecados, la madre incestuosa, la virgen enloquecida- no les dejará de sonar familiar a los aficionados Wagnerianos y revela, para quien sepa y quiera verlo, cuan "vieja" y universal es en realidad esta historia, y a que final se llega en realidad.
Personalmente, creo que sigue siendo "El Rey León" mi versión preferia de Hamlet. O, dicho con propiedad, Hamlet y Lion King son versiones de "OTRA COSA", y ahí se revela cual es el transcendental "crimen" que este prototípico detective ha de vengar.
Para los que hemos encontrado ya alguna pista, a los que se nos ha metido ya en la cabeza que algo "huele a podrido" en este mundo, el descubrir "quien es el asesino" se convierte en una enervante labor que no nos deja descansar.
"(T)he time is out of joint. O cursed spite, that ever I was born to set it right."
Ha sido leer Javivi, Alberto San Juan y Hamlet en el mismo post y casi me caigo de la silla del descojone que me ha entrado. Vamos, que sólo faltaba alguien de la familia Bardem con un pañuelo palestino anudado al cuello y un megáfono y el desparrame es total. Si esto es lo mejor que puede ofrecer el teatro de este país me alegro de que les quiten las subvenciones y les suban el IVA, a ver si después de hacer una buena limpia con los inútiles y los mantenidos conseguimos que la gente con talento que se lo curra DE VERDAD tenga una oportunidad.
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