La historia de este película es un argumento bastante simple y conocido. Por un lado Jorge VI, superando sus limitaciones. Por otro lado, el mentor, su logopeda, que viene a ser una versión renovada del Prof. Higgins de "My Fair Lady", con esa genial relación con la literatura y el carácter británico como es ser actor shakespiriano, y que ayudando a su paciente se va a ayudar también a si mismo hasta cierto punto.
¿A quien no le encantaría encontrar una persona así, tan enamorado de su trabajo que resulta genial, brillante...?
El meollo de la trama se centra, claro, en cómo el Rey descubre que sus problemas de tartamudeo tienen raíces y causas mucho más profundas que las físicas, y como, en última instancia, tendrá que renunciar al papel que le han creado los demás para poder asumir plenamente su verdadero ser y superar sus limitaciones.
La vida misma, en esa lucha entre lo que se supone que debemos ser -o como nos ven los demás- y lo que somos en realidad o estamos llamados a ser estamos todos, todos los días. Y claro, todos nos sentimos encantados cuando la lucha se decanta de manera positiva, como ocurre en la película, aunque no sea la nuestra propia.
Una película muy actual, tanto en España como en Inglaterra, demostrando las contradicciones de la Monarquía y como esta -como muchas otras funciones- puede resultar una carga insoportable a nivel personal. ¡Que diría Jorge VI, que reprochaba a su hermano sus veleidades amorosas, si supiera que su nieto Carlos quería "ser el tampax" de Camila Parker!
Sin embargo, creo que buena parte del éxito y la mística de la película se debe a retratar el liderazgo de Jorge VI en tiempos de guerra. Se nos representa como una figura mítica de una generación y unos tiempos ya perdidos, casi tanto como el Rey Arturo, su "antecesor" en el cargo.
Y es que, ya lo sabe Indiana Jones, los Nazis siempre hacen los mejores villanos...
Hoy en día siguen habiendo "Hitlers" por todos lados, pero no podemos encontrar figuras como Churchill, Jorge VI o Roosevelt, ni sus inspiradores discursos.
Nosotros tenemos el Mensaje de Navidad del Rey, pero no es lo mismo...
La actuación del rey tartamudo es brillante (en general la de casi todos).
ResponderEliminarPero bueno, hoy en día hay más Hitlers sí, siempre los ha habido. Pero Churchill tampoco es que fuera un superhéroe. Cada día se ven más sus sombras que sus aciertos. Lo que no quita que algún político un día de estos nos sorprenda (pero seguro que lo hará más por conseguir beneficios económicos que por liberar a nadie de la opresión).
Bueno, la propia película ya distingue entre la cara pública y la privada de cada persona, no hay nadie perfecto, eso ya lo sabemos.
ResponderEliminarChurchill en la peli queda muy gracioso, aunque con tanto actor de Harry Potter uno cree que está en otra película, je, je...
Lo cierto es que lo mejor que tenemos ahora es Obama y no es que esté salvando al mundo en realidad...