Aunque muy espaciada su periodicidad por la crisis, siguen apareciendo Archives, sobre todo dedicados a la Golden Age.
Y la verdad es que es todo un gustazo leer estas aventuras de Wonder Woman, rebosantes de ideas e imaginación.
Wonder Woman fue uno de los personajes que nació más definido, y cuyas aventuras fueron más imaginativas y coloristas. Con ella trajo toda suerte de criaturas mitológicas y fantásticas, reflejadas por el dibujo de H.G. Peter en un estilo a medio camino entre los superhéroes y las ilustraciones de cuentos de hadas.
Y es que no ha sido hasta ahora que me he dado cuenta de la gran influencia de Blancanieves en la princesa amazona, con quien comparte cabello azabache, piel blanca y labios rojos como la sangre. Además de su familiaridad con el reino animal, por supuesto, y su estatus real.
Y así en estos números encontramos hombres foca que amenazan el reino de féminas que ahora habitan el Jardín Del Edén, escondido bajo hielos antárticos, leprechauns que realizan zapatos para las hadas, en un reino subterráneo bajo las raíces de los árboles, o la invasión de belicosos marcianos, con criaturas mitad gorila mitad tigre.
Leer todo eso, mezclado con las perversiones del guionista, Marston, obsesionado por mujeres en bondage, sometidas, esclavizadas y Zeus sepa cuantas más parafilias que el psicólogo se apañó para colar en estos comics supuestamente dirigidos a inocentes jovencitas americanas, es todo un descubrimiento.
Una pena que Moore no pudera seguir adelante con su homenaje a estos comics en Glory, pues hay material tanto para matarnos a carcajadas como para hacernos experimentar los más recónditos rincones de la Imaginación y y su plasmación simbólica espiritual.
Como no tengo pelas, no me lo he pillado, pero caerá...
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