miércoles, 1 de septiembre de 2010

LA CAPUCHA DEL DEMONIO

Seguimos en el mismo Bat-día y en el mismo Bat-canal.

Soy un gran fan de las historias en las que un autor repiensa un determinado hecho de la historia de un personaje y ofrece un razonamiento para justificarlo, aunque nadie se hubiese dado cuenta hasta entonces de lo absurdo que resultaba. "Suspender la incredulidad" se llama.

El ejemplo más notable es el Batman: Año Uno, en donde Miller nos razona por que Bruce no elige una carrera de lucha contra el crimen en el F.B.I. y por qué necesita vestirse de murciélago (para imponer y que no le den la del pulpo como cuando prueba de paisano, vaya).



Ahora, DC rescata una historia escrita hace tiempo por Mark Guggenheim, aprovechando el tirón de su JSA.

En ella el autor pretende explicar por qué Batman lleva el disfraz que lleva y por qué un solitario como él necesitó integrarse en la JLA.

Lo cual es un adelanto, ya que O'Neil decidió en los '80 que Batman nunca había pertenecido al grupo.

De regalo, tenemos que el artista es Jerry Bingham, artífice del Hijo del Demonio, una de las mejores historias del personaje y que ha terminado por convertirse en la piedra angular del Batman actual, al ser el episodio en que Batman y Talia engendran a Damien -supuestamente.



No obstante, estaría genial si alguno de estos autores que visitan y revisitan los años formativos de Batman HUBIESEN LEÍDO E HICIESEN REFERENCIA al resto de las aventuras de esos tiempos. Por que cada adición acaba siendo una isla argumental que no pega con ninguna otra. Por mucho que David Hernando las ponga todas en orden persiguiendo esa ideal biblioteca quiróptera.

Batman ha tenido grandes guionistas. Ahora necesita grandes LECTORES.

2 comentarios:

  1. Adición, Pedro, no "adicción", que el de las adicciones era Speedy y no Robin XD.

    Es peor que Lois...

    Fdo. Perry Machuca.

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