miércoles, 30 de marzo de 2016

NYARLATHOTEP, POR H.P. LOVECRAFT

Este es un relato histórico, que transcurre en el Egipto mítico y olvidado, como aquel que Ozymandias regía con su estatua tragada por las arenas o los olvidados reinos Meoíticos de los que proviene -¡cuidado!- nuestro Templo de Debod.

Su importancia radica en que introduce un personaje o, mejor dicho, un nombre, que regresará en futuros relatos del ciclo de los Mitos, estando por lo tanto propiamente ante el primer relato propiamente perteneciente a estos.


Interesa para nuestra particular lectura el que continúa el subtexto "hermético", pues en Nyarlathotep se contiene Toth, el nombre del Hermes egipcio.

Pero este...¿ser? con apariencia al menos aquí de Faraón tiene muy poco de divino.


Aparece aquí como custodio de una antigua sabiduría y con unos extraños artilugios de cristal y metal que nos evocan quizás las retortas de un alquimista.

Quizás ese es un posible origen del personaje: Un mago egipcio que acabó descubriendo en sus investigaciones algo mucho más GRANDE Y PROFUNDO que él, convirtiéndose en su heraldo o avatar.


Y es que Nyarlathotep acabara convertido en una encarnación del Caos, y uno de los dioses Lovecraftianos, asumiendo así diferentes apariencias en los relatos que lo recuperen.


¿Fetichismo de Lovecraft por un nombre, obsesión del lector por buscar unidad creativa donde no la hay o evolución de un concepto en la obra de un autor que lo captura con más y más detalle y profundidad...?

¡Tu decides!

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