Los personajes convergen, la acción se hace vertiginosa, las muertes se suceden y las más horribles verdades sobre el protagonista quedan al descubierto.
Ciertamente, en el esfuerzo por "humanizar" a los villanos en los cómics se ha perdido mucho de la grandiosidad y megalomanía que debe caracterizar a un villano y que este Fantomas retiene por el alcance de sus crímenes y lo descabellado de sus planes.
Viendo como los franceses recuperan a esta leyenda de su ficción no puedo dejar de lamentar que autores y (principalmente) editores españoles no sean capaces de hacer un esfuerzo análogo por recuperar y actualizar tantos grandes conceptos de nuestro propio pasado.
Considero que es una tarea doblemente imposible el intentar desarrollar una industria del cómic que ignore su propio pasado, teniendo que comenzar siempre desde la actualidad y desde cero, en lugar de sentar las bases de su identidad recuperándolo primero y desarrollándolo después.
¿Pero... para qué meternos en camisas de once varas...? Dejémoslo aquí.
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