lunes, 29 de febrero de 2016

POLARIS, POR H.P. LOVECRAFT

Otro aspecto fundamental de la obra de Lovecraft son los mundos oníricos, y en este relato se inician, con la presencia de la misteriosa estrella del título perturbando los sueños del protagonista.

Se nota mucho la influencia de Chambers y su Carcosa o Lord Dunsany con sus ciudades y sus dioses y sus viajes por el Sueño.


El narrador aparece en un paisaje desconocido donde existe una ciudad de la cual acabará convertido en vigía, aunque su función acabe siendo interrumpida y trayendo el desastre por la misteriosa acción de la dichosa estrella, de influjos fatales.


A cada sueño, a cada visita, el narrador descubre más y más de ese mundo, su nombre, su país, su historia, su raza y las otros belicosos seres que lo circundan, planteándose el dilema de cual es la realidad primordial: si se trata de un hombre que sueña ser mariposa o una mariposa que sueña ser un hombre, que decían los chinos.


Algunos de estos aspectos reaparecerán en futuros relatos, conformando el siempre cambiante, nebuloso e inconcluso universo lovecraftiano.


Notable es la aparición aquí del primer libro inventado por Lovecraft: Los Manuscritos Pnakóticos, un tomo de arcana de sabiduría perteneciente a este mundo onírico y donde el protagonista intenta aprender modos de defensa contra las influencias estelares.

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