jueves, 3 de mayo de 2012

LOKI CREE EN LOS HÉROES

Tom Hiddleston no solo ha realizado una gran actuación sino que además se le nota más inteligente que los papeles que escriben para él. Para The Guardian ha escrito esta encendida defensa del cine (y por extensión, el cómic) de superhéroes, y su lugar en nuestra cultura, con reflexiones más que brillantes que comparto al cine por cien ¿Y vosotros...?


A principios de este año, bajo la lona de una tienda del catering, estaba trabajando en una película con el actor Malcolm Sinclair. Estábamos comiendo huevos revueltos a las tantas, cuando me dijo algo que ignoraba: Cuando Christopher Reeve era joven – apenas había terminado su formación en Juilliard – sus compañeros de Broadway  francamente se burlaron de él porque había aceptado el papel de Superman, algo considerado indigno para un actor clásico como él.


Crecí viendo a Superman. Cuando era niño, aprendiendo a saltar a la piscina por primera vez, no saltaba en realidad. Estaba volando como Superman. Solía soñar con salvar a una niña de la que estaba enamorado (mi Lois Lane) de un gamberrete del parque infantil (General Zod). Para mi, Reeve era el primer superhéroe real.

Desde entonces, algunos de los actores más destacados han convertido a los superhéroes en una profesión seria: Michael Keaton y Jack Nicholson en Batman, Ian McKellen y Patrick Stewart, los primeros venerables caballeros de los X-Men, que ahora ya han pasado el testigo a Michael Fassbender y James McAvoy.


A pesar de veinte años de trabajos variados,de Chaplin a Kiss Kiss Bang Bang, ha sido su carismático, mas al mismo tiempo humilde papel de Tony Stark en Iron Man lo que ayudó a un público mas amplio a apreciar por fin el enorme talento de Robert Downey Jr.

Y la actuación de Heath Ledger en The Dark Knight simplemente ha cambiado las cosas. Él ha elevado el nivel no solo para actores de películas de superhéroes, sino también para jóvenes actores por todos lados, incluso para mi. Su actuación era oscura, anarquista, vertiginosa, libre y asombrosamente peligrosa por completo.


Actores de todas clases, artistas de cualquier tipo, son inspirados por su curiosidad, por su deseo de explorar todos los rincones de la vida, sean luminosos u oscuros, y de reflejar en su trabajo lo que han encontrado. De un modo instintivo, los artistas quieren reflejar la humanidad, la suya y la de los demás, con toda la virtud intermitente y la vitalidad de la misma, y con toda su fragilidad y su falibilidad.


Nunca he sido más inspirado que cuando vi a Harold Pinter hablar a la cámara en su discurso del Premio Nobel en 2005. "La verdad en el drama siempre es elusiva. De hecho, nunca la encuentras, pero la búsqueda es compulsiva. Claramente, la búsqueda es lo que promueve la tarea. La búsqueda es tu misión. Muchas veces encuentras la verdad por pura casualidad en medio de las tinieblas, colisionando con ella o viendo de refilón una imagen o una forma que corresponden con la verdad, a menudo sin darte cuenta de que lo has hecho, en efecto.

Pero la verdad real es que nunca habrá una sola verdad en las artes dramáticas. Hay muchas. Estas verdades se provocan mutuamente, una rebota con otra, una refleja otra, se ignoran mutuamente, se seducen o no se ven. A veces sientes que tienes la verdad de un momento en tus manos, pero en un instante se te escurre entre los dedos y se pierde."


Os oigo decir: que palabras tan grandes para un actor de una tonta película de superhéroes. Pero las películas de superhéroes ofrecen una mitología moderna, compartida y no religiosa, por la cual uno puede explorar esas verdades. En nuestra sociedad que se vuelve cada vez mas secular, con tantos dioses distintos y creencias diferentes, las películas de superhéroes presentan un lienzo único en la que podemos proyectar y jugar con nuestras esperanzas compartidas, nuestros sueños y nuestras pesadillas apocalípticas.

Las sociedades antiguas tenían dioses antropomorfos: un panteón enorme, con siglos de drama dinástico; padres e hijos, héroes martirizados, amantes contrariados por las estrellas, la muerte de reyes – cuentos que nos han contado de los peligros de la hybris y la primacía de la humildad. Son las cosas cotidianas de la vida de cada hombre, y nos encantan. Parece un cliché, pero los superhéroes pueden ser solitarios, vanos, arrogantes y orgullosos. Muchas veces, ellos superan sus debilidades para alcanzar el bien mayor. La posibilidad de redención está muy cerca, pero tenemos que ganarla.


El Hulk es la metáfora perfecta de nuestro miedo a la Ira; sus consecuencias destructivas, su fuego consumidor. No existe ni un alma en el mundo que nunca en la vida ha querido destruir algo con un "Hulk Smash". Y cuando el calor de la cólera se enfría, solo nos quedan la vergüenza y el arrepentimiento. Bruce Banner, el alter ego de Hulk, acaba tan repugnado por su propia cólera como nosotros.

El otro héroe Bruce – Wayne – es como el Hamlet de los superhéroes: un alma meditabunda que nadie entiende, solo y condenado eternamente a vengar la muerte injusta de sus padres. Captain America es el "poster boy" del heroísmo guerrero en el combate militar: nacido para ser un líder, el héroe de la guerra. Spiderman es el adolescente eterno – el equivalente arácnido de Peter Parker es la encarnación de su secreto mejor guardado: su pensamiento independiente y su fuerza.


Las películas de superhéroes además representan el apogeo del cine como "imagen en movimiento": Me gusta pensar que a los hermanos Lumière les habría encantado aquella escena de persecución por la red de calles del mundo del hampa de Gotham en The Dark Knight; con helicópteros tropezando sobre alambres super-extensibles y cayéndose del cielo, y con el camión del Joker volcando con 180° como un acróbata ruso.


Imagino que darían gritos de júbilo al ver la escena final de Avengers que parece a un viaje en montaña rusa por los cielos de Manhattan. Estas escenas son el resultado de un motor creativo, encendido por primera vez en 1895, cuando los Lumière rodaron "L'Arrivée d'un Train en Gare de la Ciotat".

Hoy en día, los trenes se mueven más rápido. Y no solo trenes, también furgonetas, bicis, Bat-Mobiles y hombres en brillante armadura de hierro que vuelan por el cielo. El espectáculo forma parte de la diversión– del arte y de la alegría compartida.


Espero que ya hayamos avanzado mucho desde el reproche de los compañeros a Christopher Reeve. Quizás, tomar el papel de un superhéroe por fin no es una tarea tan indigna.

"Yo todavía creo en los héroes", dice Nick Fury en Avengers Assemble.

Y yo, señor, y yo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Se ha ganado interpretar a un personaje de mayor enjundía. Es una pena que en el Universo cinematográfico Marvel ya se le reconozca como Loki porque me gustaría verle en un papel principal, ya sea volando o salvando a su amada como soñaba de niño.

¿Ahora qué papel podría interpretar? Quizá si no fuera tan importante el no repetir rostros para no despistar a los espectadores podría dar vida a Doctor Strange (aunque mantengo que el mejor Stephen Strange para el cine es Aidan Gillen, "Meñique" en la serie Juego de Tronos). O La Visión, ¿por qué no? Con toda la caracterización que recibiría podría no parecer él, además que supongo le distorsionarían la voz. Oh, ¿y poniendo la voz a personajes que quizás aparezcan digitalizados en el cine? Como Bicho o Mapache Cohete de Los Guardianes de la Galaxia.

En fin, se merece dar vida a un héroe, a un superhéroe, pero como no sea en las adaptaciones DC... (si acaso son capaces de salir de Batman y Superman).

¿Como Morfeo quizá? Uhmm...

- Fdo. Dr. Mystic

PEDRO ANGOSTO dijo...

Me fascina la definición que hace de Batman: Condenado, como Hamlet a vengar el asesinato de sus padres eternamente.

Este tío sabe más de Batman que los guionistas de DC.

PEDRO ANGOSTO dijo...

Meñique es mi personaje favorito de JDT, y si, creo que sería muy buen Doctor.

Ax dijo...

Gran articulo. Ya me parecía inteligente el Señor Tom pero su análisis me parece brutal.

Y meñique es un grande y su actor perfectamente podría ser el Doctor Extraño.